martes, 29 de julio de 2008

El Individualismo como producto social y sus consecuencias en la sociedad argentina contemporánea

El individualismo como producto social y sus consecuencias en la sociedad argentina contemporánea.
I.- Introducción

Nosotros, homo sapiens, quienes conformamos la raza humana somos producto de una construcción histórica; por lo que la manera en que nos relacionamos con el mundo incluyendo el modo en que concebimos nuestras relaciones con otros hombres han ido variando con el correr del tiempo y las prescripciones de lugar.
Estos cambios en la naturaleza humana caracterizada por su plasticidad, su maleabilidad, su transformación lenta y laboriosa en el curso de prolongados procesos históricos no son triviales; por el contrario, poseen la mayor significación ya que en nosotros sobrevive algo de la humanidad preexistente: el hombre actual lleva en sus genes algo del hombre de ayer. Así como en su desarrollo embrionario, el individuo reproduce el desarrollo biológico de la especie, también la personalidad humana contiene indicios de su desarrollo histórico; por lo que podríamos afirmar que la persona es un ente de "extremo abierto" no sólo en el espacio (en cuanto es capaz de comunicarse con la sociedad contemporánea) sino también en el tiempo (en cuanto esta vinculada con las colectividades del pasado, con el ethos y la mentalidad de sociedades anteriores).
Con el devenir del tiempo los elementos a los cuales se ha ido aferrando el hombre han ido mutando, transformándose hasta desembocar en nuestra cultura actual dominada por el culto a la persona, significación inocua e ignorada en tiempos remotos.
Nuestra pregunta habiendo aceptado a la cultura como un producto social es determinar las condiciones históricas que hicieron que se asignara al individuo una posición de mayor preeminencia en las normas culturales. Por lo tanto, a través de este trabajo buscamos arrojar luz sobre dos problemáticas: el camino desarrollado por el hombre desde su existencia netamente grupal pasando por procesos de individuación iniciados pasada la Edad Media para concluir en la construcción de la noción de personalidad y el por qué de su tendencia a convertirse en el más sagrado de los elementos de la cultura, en detrimento de los restantes y las consecuencias de su implementación en la sociedad argentina contemporánea.
2.- De la Conciencia Colectiva a la Construcción de la individuación-
Proceso Histórico-Cultural y Social.-
En "De la División del Trabajo Social" Durkheim señala que la forma más antigua de sociedad se caracterizaba por la "Solidaridad Mecánica", análoga a la solidaridad de los elementos y moléculas de los cuerpos físicos. La solidaridad mecánica es más o menos espontánea y la volición personal posee escasa importancia, pues aún no se ha desarrollado. En dicha sociedad los individuos se asemejan de tal manera unos a otros en su percepción del mundo que su conciencia colectiva coincide prácticamente con la conciencia individual; en realidad no existe nada semejante a una conciencia individual. La conciencia individual es una simple forma subordinada del tipo colectivo, el individuo no se pertenece a sí mismo sino a la sociedad, este no cuenta para nada, la única entidad sagrada es la colectividad misma.
Sin embargo, este estado social inicial no es inmutable sino que sufre profundas transformaciones en el curso de la historia. Como primera aproximación, puede afirmarse que el crecimiento de la sociedad, favorece el crecimiento de las diferencias individuales; ello significa que los individuos comienzan a concebirse como diferenciados de la colectividad y que la colectividad tiene que reconocer cada vez más a las partes individuales. Cuando una sociedad amplía su hábitat físico y el número de sus habitantes, la conciencia colectiva pasa de lo esencialmente concreto a lo esencialmente abstracto. Las personas, distribuidas en un medio físico más dilatado, tienen menor número de rasgos comunes y comparten menos experiencias y fenómenos. Por consiguiente, cuanto más diferencias presenten los cuadros individuales que sirven para delinear el cuadro compuesto de la sociedad, menos preciso o concreto será este último.
El precio que la sociedad paga por su expansión total es la reducción de su dominio sobre las partes individuales, una disminución de la homogeneidad. Como compensación por la reducción relativa de la importancia de la conciencia colectiva frente al aumento de las diferencias individuales, emerge un nuevo nexo social entre el individuo y la sociedad: la división del trabajo, que sienta las bases de un nuevo tipo de sociedad basada en lo que Durkheim denomina "Solidaridad Orgánica" (solidaridad fundada en las diferencias antes que en las semejanzas entre los miembros sociales.) Mientras aumenta la magnitud de las sociedades y la densidad de la población, la cada vez mayor división del trabajo –mayor especialización- mantiene la cohesión de la sociedad mediante la interdependencia funcional de sus miembros. Si bien esta división ofrece una base estructural para el crecimiento del individualismo, no aporta por si misma una imagen completa de este fenómeno histórico.
En estos procesos, el hombre, buscaba denodadamente sabiduría y se sentía penetrado por fuerzas impersonales - por su destino, por lo sagrado, por el amor- concentrando su atención en lo exterior, la naturaleza y el universo-; cosa que tuvo viraje con la llegada del cristianismo quien propone se vuelva hacia el ser interior, centrando su atención en el si mismo, de modo que la naturaleza se convierte en objeto profano de escasa importancia.
La vida religiosa, característica de la Edad Media, conquista su autonomía a través de las reformas protestantes y católica, gracias a la importancia asignada a la piedad y a la confesión.
Abandonadas ya las creencias medievales en las cual el ser humano era considerado una criatura hecha por Dios a su imagen; este pasa a convertirse en un actor social definido por los papeles que cumple; para esto debía abocarse a sus diferentes funciones- trabajador, progenitor, soldado, ciudadano- participando en la obra colectiva antes que ser el actor de una vida personal contribuyendo al buen funcionamiento del sistema social. Ya que el ser humano es lo que hace, ya no debe mirar más allá-hacia Dios- para encontrar su propia individualidad y sus orígenes, sino que debe buscar la definición del bien y del mal en lo que es útil o dañoso para la supervivencia y el funcionamiento del cuerpo social.
La sociedad nos ha liberado de las ataduras de la naturaleza animal, nos ha dado una personalidad y ha hecho de nosotros seres morales. En síntesis: nos ha vuelto humanos.
Siguiendo un proceso histórico y habiendo transitado por el Mundo Antiguo desembocando en el período Medieval y anclando en la Modernidad, nos encontramos ya con un nuevo contexto. A este período histórico no lo podemos caracterizar bajo una figura única, sino que la mejor manera de representarla es mediante dos figuras vueltas la una hacia la otra y cuyo diálogo constituye la esencia de la misma: la racionalización y la subjetivación. La subjetivación tomada como la penetración del sujeto en el individuo y por consiguiente la transformación –parcial- del individuo en sujeto. Esta viene a representar lo opuesto del sometimiento del individuo a valores trascendentes: antes, el hombre se proyectaba a Dios; en adelante, en el mundo moderno, es el hombre quien se convierte en el fundamento de los valores puesto que el principio central de la moral es la libertad, una creatividad que es su propio fin y se opone a todas las formas de dependencia. Para esto era necesario construir al hombre interior, al hombre psicológico, para que de esta manera el control penetre en mayor medida; la idea de sujeto afirma la superioridad de las virtudes privadas sobre los papeles sociales y la superioridad de la conciencia moral sobre el juicio público.
El encargado de llevar adelante este proceso transformador, en la vida de los hombres, ya no es esa entidad indefinida prescripta por la Iglesia –Dios-; sino que es un ente por todos consensuados y al que cada individuo lo dota de poder y existencia, el Estado, figura que viene en reemplazo de la de Dios. La función de este es la de legitimar los derechos individuales y asegurar la más completa individuación que las condiciones humanas permitan; lejos de ser el tirano del individuo, oficia de benefactor.
En resumen, el deber fundamental del Estado es reservar un lugar cada vez más amplio al individuo en la vida cultural.
Estas interacciones sociales, que dan vida a esta nueva entidad inmaterial llamada Estado son producto de un continuo fluir de individuos quienes establecen una interacción constante que late aquí y allá. Pero este fluir vital se cristaliza en unas formas sociales que acaban petrificando los impulsos humanos, ya que la sociedad puede existir únicamente mediante un permanente proceso de abnegación individual. Por lo tanto nuestra cultura termina siendo bifronte, ya que todo lo bueno que contiene se da a condición del mal que conlleva.
La naciente sociedad capitalista (definida por dos formas, la división del trabajo y el dinero) da origen al individualismo y posibilita el desarrollo de una esfera particular, pero el descubrimiento de esta individualidad no redunda en un mayor desarrollo de la vida interna sino en un extrañamiento en relación al prójimo y al entorno social.
Podemos contraponer dos concepciones de Individualismo que pertenecen a dos momentos históricos, la Ilustración y el Romanticismo.
El siglo XVIII engendra un individualismo númerico o cuantitativo, centrado en las nociones de igualdad y de libertad, para los ilustrados todos los hombres son iguales por naturaleza más allá de las diferencias sociales; esta concepción representada por la Ilustración enfatiza la igualdad radical de todos los hombres en tanto que seres naturales siendo la libertad un estado primigenio e inalienable, una posesión inherente a la condición humana. Es este un individualismo abstracto, centrado en el hombre en general en lugar del hombre históricamente dado, el sujeto socialmente determinado o el individuo diferenciado. La individualidad es separada de toda particularidad, la singularidad se centra en la posesión de una condición común a todos los humanos. Este individualismo del siglo XVIII es propio de una época que eleva al individuo a la consideración de fuente suprema de razón y moral. En este contexto, la sociedad no es un ente ajeno sino una construcción en la que cada uno se siente participe sin perder por ello su independencia.
El individuo se ha transformado en "legislador universal" de la sociedad, concebida esta como una construcción convencional a través de un contrato dominada por los principios abstractos de la igualdad y la libertad. Este individualismo de la singularidad, con énfasis en el individuo abstracto y naturalmente libre, propicia el ideal económico del laissez-faire o libre competencia: para el hombre en general no se requiere ninguna intervención que regule las relaciones humanas. El individualismo cuantitativo determina el liberalismo racionalista de Francia e Inglaterra. Por su parte, el llamado individualismo de la unicidad alentará la cultura del romanticismo y se encarna sobre todo en el espíritu germánico.
Si el individuo del siglo XVIII estaba imbuido por el ideal de la igualdad, el del siglo XIX lo está por el de la diferencia y la distinción. La Ilustración se centraba en la libertad, ahora está noción adquiere un sentido interno profundamente subjetivo que nada tiene que ver con la objetividad de la naturaleza. El acento se pone ahora en el hombre concreto, en el individuo en particular, peculiar, incomparable. La individualidad es una posesión absoluta y única que se relaciona con lo más profundo del ser humano: es su naturaleza más íntima. La realización de la unicidad, de la peculiaridad de los hombres, se alcanza a través del cultivo de la personalidad, noción que se adquiere en este momento de especial relevancia y que hace alusión a una exclusividad que tiende al apartamiento. El acento de la existencia nos pone ya en lo común sino en lo absolutamente propio. La diferencia es ahora una exigencia moral.
La sociedad moderna sustituye la fe que sustentaba el orden tradicional por el auto-conocimiento, la mirada al interior del individuo es la nueva forma de control social, el hombre moderno busca su salvación no ya en la creencia de algo externo-Dios, Utopía- sino en la comprensión de su propio interior.
El individualismo liberal reconoce la otredad radical de los individuos, su derecho a aislarse en la privacidad; pero una vez que el límite entre un sujeto y otro no se respeta los contornos de la privacidad se borran y el individualismo se transforma en una indiferencia blanda que abre camino al narcisismo; moral contemporánea de un hombre que ha hecho de su pasividad virtud.
A este culto del individuo, aparentemente el único destinado a sobrevivir, el Estado lo adopta como propio; ya que cumplirá la misma función social integradora y necesaria de los cultos anteriores; corresponderá, por lo tanto, al Estado organizarlo así como supervisar y asegurar su desarrollo. Este se presentará como una nueva cultura, como una forma de entender el mundo trayendo en sus entrañas una concepción específica de la sociedad, de los otros y del hombre mismo erigiéndose de esta forma en el valor cardinal de las sociedades modernas; las mismas que han hecho de los individuos meras funciones adaptables convirtiéndolos en especialistas, quitándoles la posibilidad de desarrollar sus potencialidades en plenitud y establecer relaciones plenas con sus semejantes.
Por lo que ante un mundo que desborda novedad, un ambiente incierto, inconstante en los afectos, cambios continuos y que aún no ha sido domado y ni siquiera reconocido, el individuo eleva sus defensas; por eso la conquista de la individualidad en el anonimato de la gran urbe tiene un alto precio: el abandono y la soledad. Y para combatir ese anonimato urbano es prioritario cultivarla buscando afianzar la personalidad, la autoestima, sobresaliendo sobre el resto y buscar constantemente ser diferente lo que demarcará en sí mi existencia en el gran grupo urbano.
La ciudad, representará el marco del individualismo en sus dos sentidos: como singularidad y como unicidad, teniendo aquí lugar el ejercicio de la independencia a través de la distancia con el otro y la búsqueda del propio desarrollo por el cultivo del ego.
En este universo social, enmarcado dentro de la gran urbe, dominado por criterios económicos las formas de interacción social estarán presididas por el temor, la sospecha y la desconfianza; conociendo al otro no en sus virtudes interiores sino en lo que exterioriza al mundo.
En estas sociedades urbanas desarrolladas, las clases medias ilustradas ejercerán una influencia ideológica decisiva de modo que sus usos y costumbres se transformarán en una norma de existencia colectiva; este estilo de vida o Life-style expresará identidad a través de modelos comunes de apariencia, consumo y actividades de ocio las cuales sirven a menudo para diferenciarles intensamente de aquellos que tienen otros diferentes estilos de vida. Y a pesar de esto, estos pseudos-grupos, supuestamente "homogéneos" no son interdependientes ya que no actúan juntos ideológicamente ni comparten una historia en común.
La sustitución de los valores colectivistas por los individualistas ha tenido lugar al hilo de la transición desde un capitalismo autoritario a otra fase hedonista y permisiva en donde existe un predominio del homo privatus; para algunos este exacerbado individualismo es signo de anomia moderna y pérdida de valores estructurantes que dieron origen a la Res-Publica en favor de reivindicaciones puramente individualistas, particularistas y defensivas.
Los "modernos" (y sus alter-egos, los posmodernos) han creado una ilusión a la medida de su ideal de libertad: la convicción de que los individuos pueden desentenderse del hacer colectivo y construir un mundo estrictamente privado. No deteniéndose en ver que en esta sociedad "íntima" los hombres se buscan unos a otros movidos no por la curiosidad sino por la necesidad.
Esta sociedad íntima es el marco de la servidumbre moderna, al decir de Tocqueville ; un énfasis excesivo sobre el cultivo de los asuntos privados debilita el espíritu público y hace que los hombres desatiendan los quehaceres de la comunidad y estas relaciones personales templadas al calor de la intimidad se vuelven destructivas. Diderot escribe en en la Enciclopedia "que el hombre que sólo escucha su voluntad particular es enemigo del género humano… que la voluntad general es, pues, en cada individuo un acto puro de entendimiento que razona en el silencio de las pasiones sobre lo que el hombre puede exigir de su semejante y sobre lo que su semejante tiene derecho de exigirle".
Esta sociedad encerrada sobre sí misma propicia lo que Senté llama una visión psico-mórfica de la realidad; ya que al ser un mero reflejo del –yo- y desprovista de la esfera pública, el universo privado se convierte en el referente que explica todo, y en especial las relaciones personales. La intimidad ha dejado de ser la esfera de la espontaneidad y de la relajación para transformarse en el ámbito de la necesidad y de la compulsión expresiva, en el núcleo simbólico de la valoración de las personas. La cultura personalizada hace que todos los comportamientos se entiendan dentro de una lógica psicológica que sortea todo razonamiento de carácter social; si a uno le va bien, ello se explica por el buen uso de las potencialidades internas en caso contrario el homo privatus se verá abocado a una insoportable sensación de fracaso al sentir como suya la culpa de no conseguir lo deseado.
Hoy más que nunca la sociedad capitalista se articula alrededor de la forma mercancía: todo lo existente, personas y objetos, ha de ser apto para el cambio. El dinero y la división del trabajo son las dos formas sociales paradigmáticas de un tiempo que consigue atrapar al individuo en una red de alienación, extrañamiento y soledad condenándolos a ser esclavos de los objetos y de la sociedad.
3.- El proceso de des-construcción social en nuestro país y sus consecuencias en la vida de la República.-
Con cierta frecuencia observamos en los medios de comunicación y con especial énfasis en los medios televisivos... "Noticias" que acceden a través de la pantalla en nuestra cotidianeidad, en nuestro diario vivir. Estas noticias prefijadas y manejadas hacen énfasis en determinados sucesos; por lo que la "Realidad", no es tan real sino aquella conveniente a la reproducción del modelo.
El mundo aparece en las computadoras hogareñas mientras desaparece del mundo de las calles del centro. Somos habitantes imaginarios del planeta mientras nos desplazamos mirando con temor a los habitantes reales de las villas miserias.
La sociedad corre hoy un riesgo enorme: el de desaparecer transmutada en micro-sociedades de gente muy parecida entre sí y macro-sociedades perforadas por el miedo, el desconocimiento y la ausencia de un sentido de pertenencia. La pérdida del "Contrato Social" (1) , no fue compensada por un nuevo contrato secreto sino por la promesa de felicidad que muchos creyeron , algunos alcanzaron y de la que hoy la mayoría desconfía.
La televisión es hoy una de las filosofías del sentido común contemporáneo (2)El gran sacerdote electrónico , el cual habla frente a su pueblo y ambos , sacerdote y pueblo se influyen : la Televisión escucha los deseos de su público y responde a ellos ; el público descubre que sus deseos son bastantes parecidos a los que propone la televisión.
En un acuerdo de partes, las ideas circulan como evidencias que no necesitan demostrarse. El mundo audiovisual ha remplazado eficazmente a autoridades más tradicionales.
Hoy la gente se apresta a observar otra realidad, otra imagen... no tan lejana como aquel astronauta poniendo un pie en la superficie lunar allá por fines de los años ´ 60 ;sino que ve una realidad más terrenal , más nuestra , más cotidiana, aunque la observa desde el anonimato y la lejanía.
La televisión ha hecho foco, desde hace un tiempo, en una "horda insurrecta de seres humanos", los llamados Piqueteros, que nos los presentan como tremendamente peligrosos y cercanos y antes los que debemos tomar todas las precauciones posibles.
Estas imágenes reflejan a individuos curtidos y duros, sin emociones, enmascarados, lejanos a nuestras realidades y en muchos casos incomprensibles y ante lo que nos preguntamos:
¿Por qué son capaces de cometer tantos atropellos contra el bien común?
¿Por qué tratan de desestabilizar el sistema, en donde nosotros estamos ubicados; aunque sujetos de un extremo, pero en él estamos?
Suelen concluir que no son personas, sino monstruos que representan un peligro enorme para toda la sociedad, sorprendiendo además su arrojo y el número enorme de actos vandálicos que cometen día tras día (Cortes de ruta, tomas de comisarías, tomas de comercios, etc.).
Pues bien estas dos caras de la realidad ( Nosotros y Ellos ) que aparentemente se nos presenta tan opuesta y ante la que respondemos de manera completamente contraria : Represión frente a la protección, Violencia frente a cariño , Rechazo frente a cercanía ; no son más que en la mayoría de los casos, las dos caras de una misma moneda , dos mismas realidades unidas intrínsicamente entre sí y que no pueden ser explicadas la una sin la otra .Es ahí donde confluye la pregunta y la respuesta del ¿ Cómo es posible?
Al conectarse e interconectarse las respuestas ante ambas situaciones podemos entender que es lo que ocurre. También confluye la segunda variable común entre ambas situaciones, el terreno de lo emocional, la activación de las emociones tanto en nuestras reacciones ante estas circunstancias como en nuestras valoraciones, lo cual impide, muchas veces la conexión racional entre las dos caras de la moneda marcada.
Con frecuencia conviene al Imaginario Social mostrar estos dos grupos de situaciones como separadas y lo menos interconectadas posible, función que se encarga de llevar adelante como brazo comunicacional del sistema los medios masivos de comunicación.
…Te invito , querido lector , a un ejercicio: Voy a presentarte dos historias de vida ( dos paisajes y espacios diferentes)(3) , una de peligro, de pavor, de miedo y brutalidad , de indefensión , de pobreza , de precariedad , de exclusión y otra muy diferente la de un "Ciudadano" ( por poder ejercer ,al menos, algunos de sus derechos y por representar ciertamente el proceso de individuación en su máxima ponencia ), el cual se encuentra inserto dentro del sistema productivo pudiendo a través de él ubicarse y situarse como " Sujeto"(4) en el sentido pleno de la palabra.

1.- Una historia de pobreza, exclusión y des-subjetivación.
Cristian nació en 1980, en el seno de una familia humilde conformada por Padre-Madre y seis hermanos.
Vivió con sus padres en una habitación (la cual era un espacio multi-funcional haciendo a la vez de cocina, comedor, etc-) en un barrio pobre en las afueras de la Ciudad de la Plata junto a sus hermanos. Se crió en una familia estable a pesar de los violentos ataques de rabia y depresión manifestados por su padre debido a la ingesta de alcohol consecuencia de sus prolongadas "vacaciones forzadas", debido a la falta de un trabajo estable y a la imposibilidad de brindar a sus hijos y a su mujer el alimento necesario para poder vivir y algún confort por demás lejano.
Cristian probó la droga desde muy pequeño y estuvo también vinculado al alcohol.
El único ingreso que entraba a la familia, a excepción de las pocas changas o rebusques que podía encontrar su padre era el que él proporcionaba cartoneando o pidiendo limosnas. Creció con odio y temor ante tamaña vulnerabilidad en ese barrio peligroso donde las drogas, las armas, los malos ejemplos y la falta de control estaban a la vuelta de la esquina.
Compartió sus códigos con otros iguales, valorando la amistad, la fidelidad, el amor desmedido por la madre, el odio a muerte hacia la policía y tantas otras reglas que hacen a toda una filosofía de vida formada desde la cuna y reforzada en la esquina del barrio.
Podríamos hablar de un sujeto con baja autoestima, poco sentido de la realidad, frialdad afectiva, endurecimiento de carácter (seguramente como una adaptación a un medio tan hostil en el que debía sobrevivir)
Su adolescencia transcurrió en una década infame para la Argentina, en la cual los valores acuñados por generaciones habían sido destruidos en un abrir y cerrar de ojos. Década en la cual el valor de la "Palabra" pierde todo significado; produciéndose una implosión de imágenes audiovisuales en reemplazo de las letras, de las palabras. Siendo la imagen nada más que algo virtual, inocuo, impalpable. Se subvierte nuestro mayor capital, el de las palabras por otros: el dinero, la muerte de las ideologías; el dinero es la muerte de la significación y lamentablemente estamos todos atravesados por estos significantes. La consigna era ¨ Serás lo que tengas, Vales lo que Tenés ¨
Quién de estos chicos no buscó meterse de prepo en el sistema a través de las pocas cosas materiales que podían lograr; por ejemplo zapatillas nuevas, que eran su pasión y aunque de chico no las pudo tener de grande las consiguió (junto con otros elementos que denotan respeto y pertenencia al mundo en el que vivimos) aunque de la peor manera ante la imposibilidad de que la vida prometida desde el sistema se hiciera realidad de manera ortodoxa.
El fue uno de los miles (millones) que nació caído del sistema como sobrante social del modelo económico vigente; no fue expulsado, sino que lo suyo fue una caída sin violencia ya que no fue echado de ningún lado sino que devino innecesario, superfluo, inútil. El tanto como otros no resultan necesarios ahora ni en un futuro cercano-lejano.... Cometen la falta más grave para el mercado… "NO CONSUMEN".
Si estos millones de seres aceptarán morirse calladamente en la profundidad de su miseria, a nadie le importaría demasiado, lo único que importa es si hacen escándalo o no. Estos "sujetos" son un NO SER para el sistema, son según el término de Agamben(5) NUDA VIDA, una vida que carece de los atributos de la humanidad, que no está atravesada por las operaciones simbólicas que hacen subjetividad.
La desligadura opera destituyendo la humanidad previa y despojando a esos millones de su condición de ciudadanos y consumidores estableciendo Nuda Vida, desubjetivando a los afectados por la caída, pasando a ser "Mera Carne Viviente".
Lo que los sostendría como sujetos se ha desvanecido, el orden simbólico vigente cae y arrastra en su caída las condiciones del Sujeto. La miseria tiene efectos sobre los vínculos, los cuerpos, la capacidad de simbolizar el universo de los valores, desliga la composición subjetiva y aniquila la humanidad previa.
Ya grande y ante la falta de solución alguna a sus graves problemas de trabajo, de educación, de pertenencia y ante la imposibilidad de brindarle alimento alguno a su mujer y su hijo abandona su pasividad como sujeto deseante dejando de negar (6) una realidad tan real como la suya pero, sin faltantes ni penurias; sabiendo que él tenía el mismo derecho que los otros a pertenecer, a poder gozar de las cosas lindas de la vida no queriendo recorrer el camino transitado por su padre. Quería torcer el rumbo de su historia, sabiendo que lo que el veía como algo imaginario, irreal, inalcanzable era real, no su misma realidad diaria pero si la cotidianeidad de otros jóvenes iguales que él, quienes habían tenido la dicha de haber nacido en el lugar correcto.
Cristian se cansó de negar la existencia de esa imagen en la realidad. Negar algo en su juicio equivalía a decir: Esto es algo que me gustaría reprimir, algo que no me gustaría ver y por lo tanto lo niego. Este yo primitivo de Cristian, regido sólo por el principio del placer, buscaba introyectar sólo lo bueno ( y qué era lo bueno para él?) y expulsar de si todo lo malo. Lo malo ajeno al yo y lo exterior eran para él en un principio idénticos.
Al dejar de negar esta realidad Cristian se transformó en un "Sujeto"...activo, deseante, el cual lucha contra las injusticias del sistema ante la necesidad de salir y no quedarse inserto en ese medio amorfo y mortal en el que se encontraba.
Se encontró frente a dos posibilidades: hacer de su sufrimiento una derrota o transformarlo en una batalla. Podría haber manifestado una mera respuesta adaptativa adoptando la miseria como modo de vida, de Nuda Vida o negar este destino, gritando "NO" y buscar alternativas; jugando su ser en una dramática apuesta, en un esfuerzo inaudito por conquistar su humanidad aunque deba para eso empeñar toda su vida, escapar a la condición de animal viviente que lo condena el capitalismo salvaje... Cristian eligió este último camino.
Su actividad como Sujeto empezó a expresarse en el movimiento piquetero, con el corte de rutas, como forma de expresar su bronca e incrementar más las oportunidades pocas que tuvo en su vida. Él ve que en torno a los piquetes es posible construir – reincluirse socialmente- y esto se alza como una declaración contra toda la evidencia que lo sepultaba en vida.
Lo que se intenta desplegar es que Cristian al igual que el resto de los chicos de su edad (al igual que el resto de los que conforman el movimiento piquetero) no pasen a ser desaparecidos en cuanto a sujetos pensantes, donde haya un tiempo de comprender para que luego cada joven al igual que Cristian lo lleve con su propio acto sin ser ganados por imágenes vanas y vacías.
El piquete es un movimiento de emancipación pero no para el que piensa desde el piquete sino para el que piensa desde el movimiento de emancipación.
Este a través de la conformación de este nuevo ethos social logra reagruparse e identificarse en un medio social que le era adverso, volviendo sobre sí la cadena reproductiva social estableciendo nuevamente un criterio de unidad comunal.

6 (Freud, Sigmund: 1925 ,177 a 183)
2.- Una historia de inclusión de un sujeto de clase media.
Patricio, nació en el año 1982 en la Ciudad de La Plata, hijo de una familia de buena posición económica conformada por padre y madre, separados, profesionales y un hermano.
Vive con su mamá en un barrio cerrado (country) en las afueras de la Ciudad, y posee un cuarto para él, otro para su hermano y uno más para su madre. En la casa poseen dos automóviles, siendo el más pequeño, el que él utiliza todos los días para dirigirse desde su casa a la facultad ubicada en el centro de la ciudad.
Mauricio, el papá, tenía un sueño encontrar un lugar diferente en el mundo para la crianza de sus hijos, una ciudad diferente de las ciudades comunes, en las que los extraños de aspecto amenazante no existiesen.
La ciudad soñada por Mauricio, la encontró en el country en donde viven actualmente siendo esta una versión de alta tecnología de la ciudad medieval, protegida por gruesas murallas, fosos y puentes levadizos; una ciudad aislada de los riesgos y los peligros del mundo, una ciudad hecha a medida de individuos que desean controlar y monitorear su propia proximidad, una mezcla de claustro y de fortaleza. Se diferencia de otras ciudades por su aislamiento: cercas eléctricas de alto voltaje, vigilancia electrónica de los accesos, barreras y guardias armados.
Aquel que adquiere una propiedad en el country pasará gran parte de su vida alejado de los riesgos y peligros del turbulento, poco hospitalario y aterrador mundo que empieza justo afuera de las puertas de la ciudad. Esta tendrá sus propios negocios, su iglesia, restaurantes, teatros, áreas de recreación, parque central, bosques, canchas de tenis, etc...
Por el precio de una casa en el country uno compra la entrada a una comunidad. Una comunidad (7) es en esta época, la última reliquia de las antiguas utopías de la buena sociedad, denota lo que ha quedado del sueño de una vida mejor compartida con mejores vecinos y que sigue mejores reglas de cohabitación. Porque la utopía de la armonía se redujo, de manera realista, al tamaño de vecindario más inmediato.
Un día como cualquier otro Patricio sale de su casa en el auto de su madre y se apresta a cruzar la barrera que separa la entrada del country del (otro) mundo haciéndole una seña al guardia, quien es quien levanta la barrera; como tiene un tiempo libre antes de ir a la facultad y ante la necesidad de adquirir unas prendas se dirige al shopping a hacer algunas compras.
El estar en el shopping se asemeja al estar en otra parte, en la cual el espacio y el tiempo se encuentran detenidos. Esta excursión al templo del consumo implica la realidad de ser transportado a otro mundo, se puede estar en la ciudad pero no formar parte de ella. Estos templos de consumo no revelan nada de la naturaleza de la realidad cotidiana, salvo su opaca e impenetrable tenacidad, este es el lugar sin lugar (8), que existe por sí mismo, que esta cerrado sobre sí mismo. Siendo un lugar purificado no existen problemas ni diferencias en él; están tamizados, sanitarizados en ellos se puede disfrutar sin temor.
En él, las diferencias pueden ser invisibilizadas, borradas a la vista, este es el logro de estos espacios vacíos, los cuales están vacíos de sentido. Ofrecen lo que ninguna realidad real puede ofrecer afuera, un equilibrio casi perfecto entre libertad y seguridad.
Aquí los consumidores encuentran la ausencia de diferencias, el sentimiento de "Todos somos iguales" y el consuelo de pertenecer, de estar adentro crea una verdadera comunidad de creyentes y negadores de la realidad. La tarea en ellos es consumir y el consumo es un pasatiempo absoluto e irremediablemente individual, una cadena de sensaciones que sólo puede ser experimentada – vivida- subjetivamente. Las multitudes que colman el interior de los templos del consumo son amontonamientos y no hay nada de colectivo en ellos.
La trampa es que el sentimiento de la identidad común es una falsificación de la experiencia, una negación de la realidad.
3.- Comienzo del fin o pequeña tregua en la dicotomía -Nosotros y Ellos-.
La existencia de miles de argentinos que han devenido pobres en unos pocos años, el crecimiento abrumador de la miseria en una sociedad poco acostumbrada a estos avatares es un dato que no puede dejar de ser indiferente a casi nadie, ni siquiera a estos asiduos negadores de la realidad. La terrible sospecha de poder ser "Nosotros" los que hoy incluidos, miembros de la cohorte excluida en algún mañana aterrorizante, provoca y provocará la ejecución de diversas operaciones al modo de baluartes para defendernos de la miseria, y la exclusión.
Pensamos que nada de esta miseria, afecta a quienes con esfuerzo hemos ganado un lugar del lado de adentro del sistema. Una operación habitual desde "adentro" es la de invisibilizar a los pobres, no verlos atravesar sus patéticas figuras con un mirar que no repara en ellos, pasar a su lado sin percibir su existencia, oír el ruido de sus pedidos sin escuchar sus palabras…. No ahí no hay nadie y mucho menos un semejante… Las calles, los subtes , los trenes, los colectivos, nos ofrecen diariamente ejemplos de estos gestos de Negación , de abolición del triste espectáculo de la pobreza que no es sino un blindaje, una coraza perceptiva para dejar a salvo nuestra sensibilidad.
Pero esa operación no sale gratis. Para instalar esa muralla nos es preciso bloquear circuitos sensoriales, interrumpir el flujo de información significativa, desmontar dispositivos perceptivos, en suma reducir, nuestro campo de intelección y anestesiar nuestra captación del mundo en que vivimos. Esa operación nos atonta, nos estupidiza. Junto con el espectáculo de la miseria perdemos de vista una porción clave de nuestra realidad, esa que no por no golpearnos directamente nos pertenece menos.
Quienes no alcanzan a instalar las defensas de la Negación (9) suelen recurrir a otras estrategias. Como por ejemplo, la distancia que establecen la desconfianza y el miedo.


Ahí tampoco hay semejantes, apenas seres amenazadores, capaces de las peores atrocidades a los que hay que evitar; y si es posible, expulsar de nuestra proximidad. El escenario de la exclusión se compone de negros, vagos, villeros, drogadictos, borrachos, delincuentes, putas, violadores y cualquier otra descalificación que sirva para ponerlos allá lejos, fuera de nuestro ámbito de incumbencia; el que queda defendido, de ese modo, por una barrera protectora de nuestra pertenencia al interior.
Tampoco resulta inocuo este procedimiento. Para ello es preciso estar permanentemente atentos, vigilar la proximidad de los indeseables, tomar precauciones, extremar la desconfianza e inculcarla a nuestros hijos; adquirir y desarrollar esos típicos comportamientos de poblaciones sitiadas renunciando a circular por algunos lugares, pasear más allá de ciertas horas o viajar en determinados transportes.
Estas conductas nos tornan mezquinos y encerrados en un mundo cada vez más restringido , cuyo paradigma quizás sea la imagen del consumidor atrincherado en el refugio de su casa , desde la que podrá , tecnología mediante, trabajar, pagar sus cuentas , hacer compras, encargar filmes y comidas , a salvo de las amenazas de las multitudes de excluidos.
Los reclamos de Ley y orden son cada más fuertes siendo que estas comunidades están cada vez más aisladas de la otra gente de la ciudad; la diferencia parece cada vez más amenazante y la angustia que provoca parece cada vez mas intensa. Los esfuerzos por mantener distancia del Otro, del diferente, del extraño , la decisión de excluir la necesidad de comunicación , negociación y compromiso mutuo , no sólo son concebibles sino que aparecen como la respuesta esperable a la incertidumbre existencial a la que han dado lugar la nueva fragilidad y la fluidez de los vínculos sociales . "No hables con extraños" advertencia típica de padres a hijos se ha convertido ahora en precepto estratégico de la normalidad adulta.
Esta dicotomía (Nosotros-Ellos, Sujeto-Nuda Vida) que resquebraja los cimientos de la República se ve puesta en signos de interrogación en Diciembre de 2001....al finalizar los días en el Gobierno de Fernando De la Rúa. En aquellos días el país volvía a tener esa incertidumbre reinante de años pasados, inestabilidad, desorden, falta de una autoridad elocuente, falta de sensatez para poder llevar las cosas de manera más equilibrada y adulta.
Allí el Presidente cae derrocado por un pueblo que se cansó de la falta de un verdadero liderazgo, de un Presidente timorato; tomando las calles pidiendo, en un principio, la renuncia del Ministro de Economía el Dr .Felipe D. Cavallo haciendo progresivos sus reclamos. Pidiendo momentos más tarde la dimisión del poder del Presidente; para luego expresar ante la renuncia del mismo la tan afamada frase y a la vez tan mentirosa que se ¨ Vayan todos ¨.
Ante esta incertidumbre, el pueblo seguía apostando que era necesario que se vayan todos realmente; pero fueron presos de sus propias debilidades y temores, ya que el hecho real de una falta de autoridad y el que se fueran todos abría una brecha enorme, de algo totalmente nuevo en la ciudadanía Argentina, tomar un rol protagónico y hacerse cargo de una vez por todas de romper las cadenas esclavizantes de una Realidad Ireal y construir nuevamente un todos globalizante que nos igualará en derechos y en equidad .
La clase media y la baja, se sintieron – objetiva y subjetivamente- excluidos de una cultura emética que cuando los necesita los usa y luego los tira, abandonándolos a su suerte; los dos sectores expulsados encontraron en la protesta su expresión y – a la vez- el modo de recobrar su significación social. También metodológicamente se encontraron, ya que los cacerolazos recurrieron al bloqueo de calles para hacerse escuchar, en especial cuando marcharon al centro de Buenos Aires para derrocar a De la Rúa.
Dos polos opuestos - ellos y nosotros- se unieron por un instante, ambos lados de la soga por fin habían reconocido la existencia de la otra punta y por fin tiraban juntos, dando por tierra el predominio de la cultura individualista, personalista y autosatisfactoria para construir entre todos nuevamente una conciencia colectiva inclusiva.
La responsabilidad de la crisis fue depositada en un anónimo colectivo "Todos somos responsables, ya que los elegimos" más, si todos somos responsables, entonces nadie es responsable porque falta el ser y – si la atribución es colectiva se hace inimputable para con los responsables de la crisis. Con la crisis se modificaron partes de la subjetividad, en tanto entre otras cosas- como el egoísmo consumista- seguía vigente. También el atravesamiento de la subjetividad se afecto por cambios sustanciales en algunos sectores populares: se pasó del "sálvese quien pueda" egoísta del posmodernismo a un acercamiento mas intenso al "o nos salvamos todos o no se salva nadie" que representa mejor al criterio ciudadano; con lo cual la pobreza alimentó la dosis de solidaridad y cooperación por sobre el individualismo.
El desarrollo del movimiento piquetero representante de una parte sustancial del pueblo sufrió un vuelco en 2002. Hasta entonces los piqueteros eran percibidos como agitadores hambrientos que cortaban vías públicas con violencia en reclamo de subsidios al desempleo, bolsas de comida, etc. La ¨ gente común "mass media", los miraban unos con repugnancia y otros con conmiseración.
Sin embargo, en esos días, se abrió una brecha histórica estos mostraron que no merecen tales sentimientos y comenzaron a ser percibidos de forma diferente por sectores de la burguesía cuyos intereses se perjudicaron por el corralito ya que el capitalismo globalizador no respetó ni aún a los tácitos aliados de clases útiles a sus propósitos.
Llamó la atención en ese momento como amplios espacios burgueses entendieron que la lucha de piqueteros y otros movimientos también era la suya, el sistema los había estafado y unos y otros se vieron igualmente dañados, aunque en magnitudes diferentes. Los burgueses porque perdieron sus ahorros a manos de la banca y los obreros debido a que el capital no podía responder a su obligación de pagos y mantener las fuentes laborales. A partir de ahí se vive un nuevo clima social, cual es la alianza estratégica entre los antiguos enemigos de clase en pos del objetivo común de modificar el actual estado de situación que afecta a unos y a otros por igual.


Los votantes y las elites – clase media – podrían haber elegido promover años atrás políticas destinadas a eliminar la pobreza , controlar la competencia étnica e integrar a todo el mundo a través de las instituciones públicas comunes. En cambio eligieron su propio bienestar, el viaje al exterior, cambiar el auto; a sabiendas que de mejorar, el otro se acercaría peligrosamente a su estilo de vida haciéndolo tambalear al no existir una brecha bien delimitada y diferenciadora, lo que provocaba miedo y pánico.

Esta unión entre capas opuestas de clases sociales duró un poco más quizás de lo pensado reflejando también esa "Realidad Ireal". Ese respeto mutuo y esa unión que se profesaban no había nacido de una necesidad cierta de mejorar la situación de vida de unos y de otros sino que había surgido en un momento límite para el país en donde los intereses de todos se habían visto coartados y en donde la única forma posible de salir del hondo lodazal en donde nos encontrábamos era aunando esfuerzos estrechar codo con codo, mano con mano, tirando en definitiva todos juntos para un mismo lado.
Hoy vemos a la distancia que ese sueño de unión entre clases antagónicas fue sólo una Utopía, un sueño corto de verano, una ilusión óptica que no sirvió de mucho; ya que habiendo salido de esa situación tan catastrófica y habiendo recuperado su antiguo nivel de vida la clase media optó por hacerse a un lado olvidando a sus semejantes, a los hasta ayer sus aliados en la lucha, y las necesidades que estos traían consigo para centrarse nuevamente en su propio confort y bienestar tratando de establecer una brecha aún mayor con esa gente que preferían no ver e ignorar en donde lugar se crucen, en un subte, en un corte de ruta, viéndolos como habitantes de otro mundo al cual ellos no pertenecen ni quisieran pertenecer. Prefiriendo circunscribir su realidad a esa comunidad idealizada en la cual optan para vivir y para la crianza de sus hijos.
Primó lo que profesaba el sistema desde sus mismas entrañas, el culto al individuo en desmedro de la colectivización integradora e igualitaria.
IV. Conclusiones.-
A modo de conclusión podemos expresar que aunque parezca lejana esta realidad nos afecta a todos; no somos dos sociedades divididas por los antagonismos de la posesión, eso es lo que nos quieren hacer creer sino que tan sólo somos integrantes de una sociedad con diferentes facetas. A nadie que nazca y que crezca en el desamparo, quizás sin amor, con hambre, frío sin suficiente educación, sin posibilidades de empleos, abusos por quien deben cuidarlos podría exigírseles ser ejemplos de las virtudes cívicas ni abanderado de la cultura dominante. No quiero decir con esto que se justifique la violencia o la delincuencia; sino comprender adecuadamente lo que ocurre teniendo en cuenta que tras ese grupo de gente que corta las calles o toma locales, hay un ser humano como vos o como yo , que se crió de una manera diferente y tomo decisiones diferentes ( voluntarias o no ). Sin olvidar en ningún momento el pasado y el presente del contexto social , político y económico en que transcurren los hechos.
En este período de nuestra historia con su primacía de tener sobre ser, del imperio del consumismo por sobre los valores; Cristian eligió quizás el único camino a tomar para seguir siendo Sujeto en este mundo, eligiendo una nueva forma de Subjetivarse; ya que parece que nadie tiene la responsabilidad por las imperfecciones de la justicia, ni por las condiciones extremas de desigualdad de oportunidades , ni por la proliferación de los males sociales como la violencia generalizada, violencia familiar , desempleo ,desamparo de la niñez y de la vejez , degradación de la calidad de vida, etc y parece importante y fundamental que alguien ( movimientos, sujetos, ciudadanos, etc) se preguntasen o cuestionasen el por qué , tomando la posta para lograr impulsar un cambio profundo en nuestra sociedad haciéndonos vivir una Realidad cada vez más Real.
En este mundo, en esta realidad nuestra el culto al individuo sigue funcionando como elemento aglutinador y contenedor del sistema y en medida en que no lo abandonemos no daremos paso a la construcción de un nuevo modelo social de índole netamente colectivo como sumatoria no ya de individualidades sino de sujetos realmente integrados a un cuerpo social que los adopte como formadores e integrantes del mismo.
Esa quizás sea la tarea más importante que tenga que enfrentar el ciudadano actual para volver a ver renacer de las cenizas una verdadera República en el sentido pleno de su sentido y valor.

1 comentario:

NAcho dijo...

Impresionante Gorilon. Realmente me ha servido para ayudar a resolver ciertos conceptos que tengo en la cabeza. Gracias.